En medio de fuertes protestas que dejaron al menos 41 manifestantes palestinos muertos, entre ellos un niño de 12 años, parte del Consulado de Estados Unidos en Jerusalén se convirtió este lunes oficialmente en la embajada de ese país en Israel.
Para el acto oficial viajaron hasta la capital de Israel la hija del presidente estadounidense, Ivanka Trump, y su esposo, Jared Kushner, ambos asesores de alto rango de la Casa Blanca.
La policía y el ejército israelí desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad ante las celebraciones previstas, mientras miles de palestinos estaban en protesta desde hace semanas en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel.
Según Hamas, organización que gobierna Gaza, las manifestaciones de este lunes dejaron más de 1.800 palestinos heridos.
El traslado de la embajada estadounidense, hasta ahora situada en la ciudad de Tel Aviv, se adelantó para coincidir con el 70 aniversario de la creación del Estado de Israel.
Se espera un mensaje en video del presidente estadounidense, que no estará físicamente presente en el acto.
En diversos lugares del país y de la disputada ciudad de Jerusalén se han desplegado los símbolos nacionales israelíes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el traslado de la embajada es un motivo de celebración y llamó a otros gobiernos del mundo a seguir el ejemplo del de Trump.
Pero no todo el mundo piensa que la noticia de la apertura de la legación estadounidense sea un motivo de celebración.
Pese a que las autoridades israelíes quieren que la jornada sea una fiesta y una constatación del carácter judío de Jerusalén que reivindican, el clima en la ciudad, y en gran parte del Medio Oriente, es de alta tensión.