Intrépidas, valientes, únicas, y para muchos consideradas las estrellas de la Charrería, las escaramuzas son aquellas que, sin temor, arriesgan su vida en el deporte más hermoso y tradicional de México.
Por Fernanda Padilla
“La escaramuza es lo que ayuda a sanar las penas, (…) y pues ahora sí que estar arriba de un caballo, para mí es como volar, como hacer algo imposible y pues me gusta mucho”, señaló Mónica Elizabeth Zamudio Zárate.
Intrépidas, valientes, únicas, y para muchos consideradas las estrellas de la Charrería, las escaramuzas son aquellas que, sin temor, arriesgan su vida en el deporte más hermoso y tradicional de México.
La escaramuza es: “Poder, Compañerismo, Disciplina, Hermandad, Familia y Orgullo”.
“Estoy como reina de la Unión de Asociaciones Charras del estado de San Luis Potosí, es decir, yo soy quien representa el estado en la Charrería”, explicó Mónica Zamudio.
Las reinas en la charrería no solo son una cara bonita, sino que destacan por el altruismo que otorgan en su estado, pero para Mónica el inicio fue complicado.
“Yo empecé a ser escaramuza, bueno inicié montando porque a mí me daban ataques de ansiedad, y crisis depresivas, no podía dormir sola de pequeña, porque mis miedos me atacaban, y el montar a caballo fue lo que me ayudó a salir adelante. Al lienzo, donde yo iba, entrenaba una escaramuza, entonces se me metió en la cabeza, que yo debía de ser parte de una escaramuza”, narró Mónica Zamudio.
Pese a que la escaramuza arriesga su vida cada vez que entra al lienzo, el orgullo por su tierra y la valentía que las envuelve, les da valor de hacer lo que muchas veces parece imposible.
Barbie, Bárbara, Frida, Nelly, María José, Valeria, Viviana y Yaretzi forman parte de Nobleza Charra, y han forjado su historia con triunfos y reconocimientos, pero, sobre todo, con honor para sus familias.
“Es un equipo de 8 mujeres, ocho niñas, en el que hacemos varios cruces, de ejercicios, flores, escaleras, que valen diferentes puntuaciones, nos presentamos puede ser con vestido de Adelita, o de gala, que son vestidos diferentes, uno es como más ampón, digamos, y el otro es como por decirlo, como los de los mariachis, que se visten de mujer, sí, el traje de femenino y sombrero charro”, explicó la capitana Bárbara López Vázquez.
La elegancia detrás de cada diseño, lleva tiempo y esfuerzo.
“Hay que buscar siempre que el vestido tenga mucho color, diseño, encajes, listones, y siempre adecuado al reglamento que regula la Federación Mexicana Charrería”, señaló Elizabeth Zárate Araiza, madre de Mónica.
Elizabeth es la diseñadora oficial de Nobleza Charra, y quien años atrás, solo se demoraba en dejar a sus hijos en los entrenamientos, pero al poco tiempo se contagio de la magia de este arte.
“Yo llegaba a dejarlas, y ni me bajaba del carro, por no llenarme de tierra, ahorita traigo tierra hasta por donde no, porque pues esto es tierra, tierra, tierra. Entonces realmente aprendí a conocer este deporte, a portarlo con reglamento. (…) ¿Qué busco yo?, pues verlas hermosas siempre, y creo que, hasta hoy, siempre han volteado a ver sus vestidos, las han volteado a ver porque están bonitas, las han volteado ver porque son triunfadoras, porque les ha ido muy bien, el equipo tiene renombre”, explicó Elizabeth Zárate.
Las calzoneras, las crinolinas, los vestidos, las blusas, y hasta los rebozos, forman parte de la exigencia de cada presentación.
La charrería no es una actividad para cualquiera, ya que en la mayoría de los casos se hereda, y pasa de generación en generación, por lo que muchas de las escaramuzas aprendieron a montar desde muy temprana edad.
“Desde muy chiquita empecé a montar de hecho casi desde los tres años y mi familia me inspiró a meterme”, recordó Viviana Delgado Ramírez.
“Tenía una tía que ya practicaba este deporte, y pues a mí es de chiquita me gustó, y a su fallecimiento pues como que me incitó a meterme este deporte, (…) en este equipo, Alondra Vega”, narró Nelly Sunshine Lecuona Vega.
La tragedia de perder a Alondra marcó a todos en el mundo de la Charrería.
“Lo más complicado, pues yo creo que ha sido, pues perder a un a una integrante del equipo, y pues sí, eso me pegó muy fuerte, pero a la vez me ayudó como a iluminar mi carrera como deportista”, agregó Mónica.
El ritual
“Antes de entrar al ruedo rezamos”, explicó Nelly Lecuona.
Para la Charrería, es invaluable la presencia de Dios en todo momento, ya que, al ser una actividad de alto riesgo, están expuestas todo el tiempo a cualquier accidente. Después, cada una de las familias forman una pieza importante en esta actividad.
“Hablo con mis papás como que ellos me ayudan a darme más ánimos, hablo con mi caballo, lo miro a los ojos, y hablo con él para pues estar concentrados, como que, en la misma onda, hablo con él, lo acaricio, lo tranquilizo porque pues también ahí le dan nervios”, indicó Yaretzi Legaspi Saucedo.
“Yo siempre trato de comunicarme mucho con mi caballo, porque siempre me ha servido pues hablar con él, (…) como siempre rezar, y con las niñas también siempre, con los papás, con el entrenador, y con la capitana rezamos”, señaló María José López Carrera.
Tuza, Maverick, Chaparro, Muñeca, Zeus, Apolo y más, son los fieles compañeros que están atentos en cada rutina.
“En especial tener mucha confianza con él, es muy importante tenerle confianza, (…) estando relajada, guiarlo con seguridad, estar segura de lo que hago y a dónde voy”, explicó Frida Natalia Cerino Ibarra.
“No hay muchos caballos que sean escaramuseros, y si quieres hacer un caballo es que escaramusero tienes que trabajar muy duro, porque esto de la escaramuza es muy difícil para un caballo”, agregó Valeria García Fajardo.
En cada competencia todo cuenta, por lo que hasta los caballos deben ir vestidos para la ocasión.
“Los caballos, ellas montan de lado, y les tienes que poner, se les llaman los arreos, los arreos, pues viene siendo el pecho, el cincho, el que llevan para sujetar la rienda, que es donde pone el freno el caballo, deben de llevar su cuarta, que es antiguamente con el que le pegaban al caballo, ahorita realmente ya es nada más un adorno, y tienen que llevar una vara de membrillo, que también es parte de su sombrero, con sus dos chapetas, (…) yo trato de cuidar mucho que sea algo bonito, estilizado, porque un equipo desde que llega a una competencia, voltea, y pues es lo que te da la presencia, ya te estás ganando los puntos desde lo que tú portes”, indicó Elizabeth Zárate.
Las caídas no son sencillas
“De hecho, han sido con varios caballos, una fue que se me paró de manos y me caí. (…) Me rozó el pie y me dejó un moretón muy grande”, recordó Viviana Delgado Ramírez.
“La primera vez que me caí, fue aquí en este en este lienzo, y fue por una equivocación que yo hice, que no tenía que hacer con mi caballo; le pique las ancas, que sería como la pompi, y me tiró”, agregó Valeria García Fajardo.
El montar a mujeriegas es más difícil de lo que parece, pero para las integrantes de Nobleza Charra se ha vuelto un estilo de vida.
“Hemos ido a varios estatales, y hemos quedado campeonas, el torneo de Perla Occidente, también quedamos campeonas nacionales. Hemos entrado entre las seis mejores a las olimpiadas; en Mexicali obtuvimos la medalla de oro por los ungidos, y una de bronce por la rutina”, señaló María José López Carrera.
“Para eso tenemos que entrenar demasiado, para poder perfeccionar cada vez más la rutina, y cada vez tenga menos errores, ya, que pues todas, pues entre todas somos un equipo y cada una, pues pone su parte para que todo salga bien”, agregó Yaretzi Legaspi Saucedo.
Ser una escaramuza es un honor, sobre todo por aquellas que no tienen reparo en arriesgar sus vidas para continuar enalteciendo su cultura y tradición.